Malha (2013) forma parte de la programación de la 4ta Muestra de Cine Documental Latinoamérica en Nosotros y será proyectada el domingo 6 de Septiembre a las 7:00PM en Cinema Bar.
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-festividad y diferencia
En el largometraje Waking Life (2001) de Richard Linklater hay una escena donde el profesor Eammonn Healy declara: “la cultura es expresión humana”. Tal definición fue lo primero que vino a mi mente cuando terminé de ver Malha (2013) del cineasta brasileño Paulo Roberto, porque la misma parece simplificar perfectamente la naturaleza de dicho cortometraje. El documental en cuestión —con catorce minutos de duración— se desplaza por una vena observacional que de paso suscita cierta cualidad antropológica. Cada secuencia tatúa el provincialismo como marca de carimbo en un registro completamente inclinado hacia la honestidad de ser. En este trabajo, lo que de lejos fácilmente pudiese considerarse como una recolección de eventos banales o mundanos, cobra forma familiar pero también refrescante, y termina pasándole la mano a las profundidades de las relaciones interpersonales humanas.
Malha es un filme que limita considerablemente la emisión de diálogo de sus sujetos y a consecuencia inevitable enaltece su lenguaje de medio. Aquí el foco de atención es tenazmente ocupado por las actitudes, creencias y costumbres de un pueblo en el estado de Paraíba. La obra, empleando influjo mínimo y específico, consigue cobrar significancia superlativa. El material se compone de tomas contemplativas que recogen los momentos “insignificantes” de estas personas mientras interactúan en un espacio lleno de colores que sólo irradian lugares pintorescos con paisajes impresionantes; de esos recovecos que hacen a uno sentirse más cerca de la tierra. Sin embargo, el hilo narrativo va construido alrededor de una festividad popular y ese acontecimiento contribuye directamente a la especial dinámica individuo-cámara que capta Roberto.
La fiesta y su expectativa crean un aura particular porque conllevan la exaltación de un grado de liberación tanto personalista como colectiva. Es decir, la cámara absorbe una fluidez consonante, una comodidad ajustada y compartida que afirma la desnudez de nuestra condición. Por tal razón, el filme imparte un sentido estético de habitar espacio: la cámara “existe” entre estos sujetos como otro sujeto más. Pero Paulo Roberto se centra en proveer cuadros tan placenteros a la pupila que irónicamente semejan la “belleza” publicitaria; fáciles de digerir pero siempre conscientes, siempre conspirando.
No obstante, la banda sonora es quizás el recurso de mayor efectividad en Malha. A través de principalmente sonidos ambientales y música clásica de índole épico, se establece el compás de patrón en el montaje. El sonido manifestado determina las imágenes, les lleva de la mano. La pieza musical eleva el pietaje a otro contexto, añadiendo un toque dramático primitivo, un instinto que se tiene adentro y de frente pero identificado con lo imperceptible. El documental, se puede concluir, sigue un crescendo desde el primer encuadre hasta el último.
Los niños juegan, pelean y los muchachos alborotan. La gente bebe, canta y se ríen los unos de los otros. Las mujeres cocinan mientras los hombres preparan la mesa. Los más viejos demuestran alcahuetería hacia los más chicos. Todos respondiendo al llamado de códigos denominados superiores, a ideas incisivas de poder diseñadas para pavimentar caminos. Definitivamente la cultura es expresión humana.
Excellente critica Guillermo. Tu critica es analitica y descriptiva. No he visto el filme pero desearia hacerlo para observar los detalles que analizaste y describes en tu resena.